¿ENGAÑAR, IMPONER O EDUCAR?

sábado, 6 de abril de 2013

No olvido que la motivación primera de este blog es la EDUCACIÓN. Al fin y al cabo es uno de los caminos que yo he elegido para ser feliz. Sin embargo tendrás que tener en cuenta que TÚ, a lo largo de tu vida, también vas a ser educador en mayor o menor medida. Un hijo, un hermano, un amigo, un deportista, un compañero nuevo de trabajo, tu pareja...Todos pueden ,en un momento dado, necesitar que TÚ les enseñes algo y tienes que estar preparado.
En primer lugar debemos plantearnos que tipo de persona somos. Como educadores, distinguimos fundamentalmente tres tipos;  

  1. PASIVO. Aquel que intenta por encima de todo ser agradable, no discutir con nadie y agradar a todo el mundo. Ese profe/padre/entrenador/jefe que antepone el buen rollito al objetivo de enseñar o educar. Son personas inseguras, que buscan culpables en terceras personas y que a la larga pierden el respeto de los demás.
  2. AGRESIVO. Es aquella persona que intenta siempre imponer su punto de vista de manera tajante. No admite la diversidad y recurre al castigo para afrontar los conflictos. No tiene en cuenta a la persona que educa, fundamentalmente porque piensa que sino se comporta de esa manera se vuelve vulnerable. Suelen ser orgullosos, retadores, con un tono de voz elevado y que frecuentemente caen en estados de soledad e incomprensión, a pesar de ser honestos, puesto que siempre dicen lo que sienten.A largo plazo consiguen rechazo y huida por parte de los demás.
  3. ASERTIVO. Las personas asertivas son aquellas que consiguen sus objetivos respetando los derechos de los demás. Expresan sentimientos, tanto positivos como negativos, con honestidad, sin agresión. Pueden discrepar, pedir opiniones, decir que no y aceptar los propios errores de manera natural. Todo parte de la seguridad en uno mismo y en la labor que realiza. Aplican el hábito de "GANAR-GANAR", donde todos obtienen beneficio. Buscan el acuerdo en la consecución de objetivos.Utilizan un lenguaje positivo, generando ambiente de grupo y empatía. Escuchan activamente a la persona e intentan que sea él, el que descubra las soluciones a los problemas por si mismo. Busca la implicación emocional de la persona en su proceso de educación.
Ahora piensa tranquilamente cual de los tres tipos coincide con tu forma de actuar y reflexiona sobre si es el adecuado para cumplir los objetivos que tienes cuando intentas enseñar algo a otra persona.
Coge tu cuaderno de trabajo y anota las situaciones en las que tu forma de actuar como padre/profesor/entrenador/tutor,etc, no han estado dentro del paradigma de educador con el que te sientes identificado y junto a ellas coloca la actitud que crees que hubiera sido coherente con tu forma de ser.
El último paso te toca darlo a ti sólo, ¡¡ACTÚA!!





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