RESPETANDO AL CUERPO

martes, 24 de enero de 2023

Es una evidencia, que la práctica de ejercicio físico, tanto en variedad de actividades, como a nivel de participación y tiempo dedicado a ello, ha evolucionado en las últimas dos decadas. En esta sociedad del ocio pasivo, el "fast way of life" y las redes sociales, la población en general, ha incorporado de manera general el deporte y la actividad física, como un elemento fundamental en las agendas diarias.

Consecuencia de ello, han proliferado numerosos negocios tanto publicos como privados, encaminados a satisfacer esa demanda. Hoy en día, todo el mundo tiene un gimnasio o centro deportivo a menos de  cinco minutos de su domicilio, aunque a veces, apenas quedan plazas libres.

Los adolescentes, también se han visto involucrados en este cambio respecto a la cultura física. Cada vez es más temprana su incorporación al mundo del ejercicio físico, dedican más horas al entrenamiento y alcanzan una especialización deportiva de manera más precoz. Se reproduce el modelo de los adultos, con un nivel de exigencia similar en edades en las que los objetivos y la forma de trabajo, deberían ser radicalmente opuestas. 

Competencias que se trabajan en el area de Educación Física tanto a nivel físico, como social y emocional, chocan frontalmente con los objetivos y la forma de proceder que se observa en numerosas actividades que alumno/as de ESO practican a diario.

Particularmente, me preocupa el hecho de que en los últimos años y en concreto desde la pandemia, cada vez es mayor el número de jovenes que acuden a los gimnasios (públicos y privados) a partir de los 14 años ( algunos en sus casas ya han empezado antes con material básico) a prácticar disciplinas como el fisioculturismo, musculación, calistenia, bodybuilding o bien, dedican sesiones infinitas al acondicionamiento físico. 

Lo que en un principio puede parecer positivo, ya que favorece el abandono de los hábitos de ocio pasivo que tanto dificultan su correcto desarrollo motor y limitan aspectos sociales y emocionales, puede tornarse en peligroso, cuando se lleva a cabo de manera impulsiva y sin respetar los principios fundamentales del entrenamiento, la fisiología y la nutrición.

Las familias buscan con profundidad los mejores colegios para sus hijos, las mejores academias de idiomas, centros de música, de teatro, etc y en cambio, dan libertad a menores de edad para acudir a cualquier centro deportivo, sin mostrar mucho interés ni por la formación de los responsables de guiar el ejercicio de los chico/as, ni por el seguimiento que se les va a hacer. 

Consecuencia de ello, es que un gran número de ellos, reproducen planificaciones de algún compañero o amigo, rutinas que obtienen en la red o sesiones estandar que de manera sistemática entrega por igual a todos los usuarios el responsable de la instalación, sin tener en cuenta los antecedentes individuales, el momentode desarrollo evolutivo, el historial de salud y en muchos casos sin un test de condición física inicial en el que basar la individualización del entrenamiento.

A estos factores de riesgo para la salud, se suma la falta de control nutricional, puesto que no hay que olvidar, que un cambio en el nivel de actividad, implica a su vez una modificación de las necesidades nutricionales del adolescente, que tanto van a condicionar su completo desarrollo integral. Por ello, también los responsables del menor, deberían interesarse por un profesional que guiase correctamente el camino que los jovenes van a emprender, tanto a nivel cualitativo como cuantitativo, evitando el riesgo de anemias, anorexias, bulimias y problemas orgánicos y del aparato locomotor que cada vez son más frecuentes en usuarios noveles de los gimnasios y centros deportivos.

El objetivo de esta reflexión, es concienciarnos como responsables de la educación integral del adolescente, de que el cuerpo es "nuestra casa para toda la vida", el elemento de contacto con nuestro entorno, el escaparate de las emociones, sentimientos y estados de ánimo y sobretodo el elemento que define nuestra calidad de vida conforme la edad va avanzando. Por ello, supervisar la formación física, la nutrición y el entorno deportivo de nuestros hijo/as, debería ser una prioridad al mismo nivel que la formación intelectual o artística.