EL CUERPO.......DEL DELITO ( 2ª PARTE)

jueves, 22 de agosto de 2013



A la hora de enfocar el tratamiento del cuerpo en niños y adolescentes, perfectamente podríamos dar como válidos los preceptos expuestos para los adultos, con ligeras modificaciones. Una dieta equilibrada, descanso suficiente y adecuado y un entrenamiento con una correcta distribución de las cargas siguen siendo la base de un desarrollo corporal óptimo y saludable.
Sin embargo debemos tener en cuenta que el ejercicio físico y el deporte no sólo modifican la morfología del cuerpo, sino que en estas edades, suponen un factor de suma importancia en la formación de la personalidad del niño.
Ahora, con el comienzo del curso escolar, muchas familias valoran la posibilidad de inscribir a sus hijos en una modalidad deportiva. Una decisión excelente, pero ¿en que aventura embarcamos a nuestros hijos?... ¿Qué pretendemos con esa decisión?
No hablo de trivialidades. Durante casi 20 años como profesor de educación física, he observado importantes cambios en la personalidad de los alumnos, relacionados con su experiencia en el mundo del deporte, sobre todo en su vertiente competitiva. Quizás haya padres que debieran plantearse si es responsable inscribir a sus hijos en un deporte, solamente para mantenerlo vigilado una horas, porque la mayoría de familias lo hacen o porque es lo más cercano al domicilio. No juzgo estas decisiones, entre otras cosas ya que las situaciones familiares son únicas y nadie tiene derecho a criticarlas. Únicamente ofrezco una serie de reflexiones personales para ayudar a la toma consciente de decisiones en un área importante de la educación de nuestros hijos.

      La motivación del niño es importante… pero no decisiva. Si tiene claro que es lo que quiere hacer, adelante, que se sienta apoyado, eso reforzará su autoestima y su progresiva independencia. Hay muchos niños que se niegan a iniciar una experiencia deportiva. Nosotros como padres debemos valorar los motivos y tomar una decisión, no debemos olvidar que somos los responsables de su formación e igual que los apuntamos a academias de ingles, música, pintura, etc., si consideramos el deporte como importante para la educación integral nos corresponde actuar.

      ¿Qué deporte es mejor? ¿Individual o colectivo? Lo ideal sería que practicase una modalidad de cada, pero con el ritmo de vida actual y las dificultades económicas de la sociedad, parece más bien una utopía. Partamos entonces del niño y de nuestros objetivos. Dependiendo de las actitudes o comportamientos y valores que deseemos potenciar, elegiremos una u otra modalidad.




DEPORTE INDIVIDUAL
Responsabilidad individual.
Autoconfianza.
Superación del “Miedo escénico”.
Disciplina individual.
Organización del trabajo.
Automotivación.
Establecimiento de objetivos.





DEPORTE COLECTIVO

   
Trabajo en grupo.
    Pensamiento táctico.
    Cooperación.
    Asumir roles.
    Delegar.
    Liderazgo.
    Solidaridad.
    Interdependencia.


      Una vez elegida la modalidad deportiva, debemos asegurarnos que los valores del club o entidad donde los va a llevar a cabo, corresponden a los valores que consideramos importantes en el ámbito familiar. Un entrenador represivo o con poca formación, el exceso de competitividad o la falta de liderazgo, pueden tirar por tierra toda nuestra labor a la hora de inculcar valores que consideramos fundamentales por su universalidad.


      Por último y no menos importante, debemos acompañar a nuestros hijos en su trayectoria deportiva, que siempre se sientan apoyados y valorados, pero ojo, no juzgados y presionados. Sólo ellos pueden fijarse objetivos y ser responsables de sus actos, aprendiendo a valorar los resultados y actuar en consecuencia. Ese será el paso decisivo hacia la madurez y hacia la interdependencia.